domingo, 29 de agosto de 2010

Cosas que cambiar

Muchas veces, uno tiene que vivir algo que le remueva por dentro para tomar la decisión de cambiar algo. Se puede decir que este blog nace por ese motivo. Hace un mes aproximadamente, en el cambio de la línea azul a la amarilla en la parada de Maragall del metro de Barcelona, vi a un chico en silla de ruedas que se miraba con preocupación los 4 tramos de escalera que tenía que cruzar para poder coger el metro. Nos acercamos a él un chico hindú que trabaja en un puesto de chucherías y yo e intentamos levantar la silla a pulso, pero no hubo manera. Salí corriendo en busca de algún responsable de TMB y tuve la suerte de encontrarlo. Entre los dos chicos levantaron la silla mientras yo le sujetaba la mochila al chico minusválido. Le pregunté si esto le pasaba muy a menudo y me dijo que mínimo una vez al día. A todo esto, la gente pasaba por nuestro lado como si estuvieran viendo un espectáculo, nadie, absolutamente nadie, se paró.
Esto me hizo pensar en lo poco adaptadas que están las ciudades para estas personas y en cómo me sentiría yo si, para ir a trabajar, tuviera que pasar por una hora de suplicios y vergüenzas.

Ya no sólo es el metro (las estaciones más nuevas sí que tienen acceso en ascensor) si no coches aparcados en las rampas de las aceras, papeleras puestas con muy mala leche, aceras que no tienen marca rugosa para ciegos, pocos taxis con rampa, muy pocos semáforos con sonido…y así una lista infinita.
Sé que un blog no es el mejor método para cambiar las cosas, pero en el periódico donde trabajo se han publicado varios reportajes sobre el tema de tipo denuncia y, me temo, que no han servido de mucho.
Si os encontráis en una situación parecida, al menos, no paséis de largo.