lunes, 6 de junio de 2011

La última noche

He estado buscando en Internet (esa gran fuente de sabiduría) el origen de las despedidas de soltero o soltera y varias páginas parecen coincidir en la misma historia. La de un hombre humilde de origen alemán que se enamora de una chica de una posición un poco más alta. Ellos estaban enamorados, pero el padre de ella se opone. Hasta aquí podría ser el argumento de una peli de Disney o de una americanada interpretada por Julia Roberts y Matthew McConaughey. Bueno, pues la pareja se casó a pesar de los pesares, pero el padre de ella se negó a entregarle la dote. Para ayudarles en lo que pudieran necesitar en su futura vida en común, los amigos de la pareja se unieron y en una fiesta les entregaron aquellas cosas que ellos no podían comprar por falta de dinero.

Hay que ver cómo ha cambiado la cosa con el paso de los años. Ahora de regalos y ayudas nada. Al revés, en esta última noche de fiesta loca antes de sucumbir a las fauces horrorosas del matrimonio, los amigos se encargan de recordarle al novio o a la novia todo lo que se va a perder. Esto es en forma de cena temática, de todo un día de actividades y, como no, con una recauchutada streapper o un depilado y boy.
En el caso de ellos no lo sé, pero por las caras de algunas novias que he visto en estos años, creo que por mucho baile y meneo “sexy” que haga el boy no consigue subir el puso de las futuras esposas.

A parte de los disfraces con mala leche, una de las cosas que me parece más curiosa es la actitud de la gente. Nos ponemos el chip de que tenemos que abrirles los ojos, pedirles a gritos que no se casen, que no cometan ese error, pero en el fondo, la mayoría de los que pasan ese día con el novio o la novia desean encontrar a alguien para compartir su vida, como lo han hecho ellos.